Asma: qué es, cómo se controla y qué tratamientos realmente funcionan
El asma, una enfermedad crónica de las vías respiratorias que causa inflamación y estrechamiento de los bronquios. También conocido como enfermedad obstructiva crónica leve, afecta a millones de personas en España y puede limitar la vida diaria si no se maneja bien. No es solo un resfriado que te hace toser: es una reacción exagerada del cuerpo a desencadenantes como el polen, el polvo, el humo o el frío, que hace que tus vías respiratorias se cierren de forma repentina. Esto provoca falta de aire, sibilancias, opresión en el pecho y tos, especialmente por la noche o al hacer ejercicio.
Lo que muchos no saben es que el asma, no es lo mismo que una infección. No se cura con antibióticos, aunque a veces se confunde con bronquitis. El tratamiento real se basa en dos tipos de medicamentos: los de control y los de alivio. Los corticoides inhalados, antiinflamatorios que se usan todos los días para calmar la inflamación crónica, son la base del tratamiento. No son esteroides que te hacen engordar como los que tomas por vía oral: van directo a los pulmones y tienen mínimos efectos secundarios. Y luego están los broncodilatadores de acción rápida, como el salbutamol, que abren las vías respiratorias en minutos cuando sientes que te falta el aire. Estos no son para usar todos los días: si los necesitas más de dos veces por semana, tu asma no está bien controlada.
El asma no es una sentencia. Con el tratamiento correcto, muchas personas pueden correr, nadar, viajar y vivir sin miedo a un ataque. Lo que sí es clave: aprender a reconocer tus desencadenantes, usar el inhalador bien (sí, muchos lo hacen mal), y no dejar de tomar el medicamento de control solo porque te sientes bien. El asma silencioso es el más peligroso.
En esta colección encontrarás comparaciones reales entre inhaladores, explicaciones claras sobre cómo funcionan los medicamentos, y consejos prácticos para evitar que el asma te controle a ti. No hay teorías abstractas: solo lo que funciona, lo que no, y qué debes preguntarle a tu farmacéutico o médico la próxima vez que vayas.