Escitalopram: qué es, para qué sirve y qué alternativas hay
Escitalopram, un antidepresivo de la clase de los ISRS que actúa equilibrando los niveles de serotonina en el cerebro. También conocido como Lexapro, se usa principalmente para tratar la depresión mayor y los trastornos de ansiedad, como el trastorno de ansiedad generalizada o el trastorno de ansiedad social. A diferencia de otros antidepresivos, no suele causar mucho sueño ni aumento de peso, lo que lo hace más fácil de llevar a largo plazo.
Si has probado otros medicamentos como la fluoxetina, un ISRS común que lleva años en el mercado y se usa para depresión, TOC y bulimia y no te funcionó, o si tuviste efectos secundarios fuertes, el escitalopram podría ser una opción más suave. Muchos pacientes lo prefieren porque empieza a hacer efecto en unas 2-4 semanas, sin los efectos de sedación que tienen algunos antidepresivos antiguos. También se usa junto con terapia psicológica, no como sustituto, sino como apoyo. Si tu médico te lo recetó, es porque evaluó tu caso y vio que tu cuerpo responde mejor a este tipo de medicamento.
Las alternativas más cercanas al escitalopram son la sertralina, otro ISRS muy usado, con un perfil similar pero que a veces causa más náuseas al principio, o la citalopram, que es su versión menos pura. No son lo mismo: el escitalopram es la forma activa de la citalopram, por eso suele ser más eficaz con dosis más bajas. Si no te va bien ninguno, hay otras clases de medicamentos, como los SNRIs (venlafaxina, duloxetina), pero estos sí pueden subir la presión arterial. Lo importante es que no cambies de medicamento por tu cuenta, ni lo suspendas de golpe. La retirada abrupta puede causar mareos, irritabilidad o incluso sensación de descarga eléctrica en la cabeza. Si algo no te gusta, habla con tu médico. Hay muchas formas de ajustar el tratamiento sin arriesgarte.
Lo que verás en los artículos de abajo son comparaciones reales entre el escitalopram y otros medicamentos que se usan para lo mismo: ansiedad, depresión, trastorno obsesivo-compulsivo. No son listas genéricas. Son guías hechas por personas que han tenido que elegir entre opciones, que han visto qué funciona y qué no, y que te explican en lenguaje claro qué esperar. Algunos hablan de cómo el escitalopram se compara con la sertralina en términos de energía y sueño. Otros analizan por qué algunos pacientes lo cambian por la fluoxetina, que dura más en el cuerpo. También hay quienes cuentan cómo fue su experiencia con efectos secundarios como el aumento del sudor o la pérdida de apetito al principio. No hay una única respuesta. Pero sí hay información real, sin tecnicismos, que te ayuda a entender qué puede pasar contigo.
